La presencia de los abuelitos y abuelitas tiene un valor inigualable en la experiencia de vida de todo niño o niña, ya que ellos son los portadores de la historia familiar, de sus raíces y tradiciones, fundamentales en la formación de su identidad personal y familiar.
El Jardín Fabiola ha celebrado y reconocido a nuestros abuelitos y abuelitas, quienes pudieron recrearse junto a sus nietos y nietas en una agradable jornada disfrutando de canciones y presentes confeccionados especialmente para ellos por nuestros niños y niñas y un compartir en cada sala de clases.
Como ha mencionado el Papa Francisco: “El Señor espera que los jóvenes, al encontrarse con los ancianos, acojan la llamada a custodiar la memoria y reconozcan, gracias a ellos, el don de pertenecer a una historia más grande. La amistad con una persona anciana ayuda al joven a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de sus capacidades. Para los más ancianos, en cambio, la presencia de un joven les da esperanza de que todo lo que han vivido no se perderá y que sus sueños pueden realizarse”.
“Y los invito además a pasar de la imaginación a la realización de un gesto concreto para abrazar a los abuelos y a los ancianos. No los dejemos solos, su presencia en las familias y en las comunidades es valiosa, nos da la conciencia de compartir la misma herencia y de formar parte de un pueblo en el que se conservan las raíces. Sí, son los ancianos quienes nos transmiten la pertenencia al Pueblo santo de Dios. Tanto la Iglesia como la sociedad los necesita. Ellos entregan
al presente un pasado necesario para construir el futuro. Honrémoslos, no nos privemos de su compañía y no los privemos de la nuestra; no permitamos que sean descartados”.
«Su misericordia se extiende de generación en generación» (Lc1,50)